«Estaba pensando en Chopin»

La escritora sudafricana Katharine Kilalea debutó con la novela ‘OK, Mr. Field’. En el siguiente extracto, el protagonista, un pianista londinense, interpreta a Chopin —antes de tener un accidente que le hará imposible volver a dar un concierto.

Gris Tormenta
3 min readMar 25, 2020

El lugar era improvisado, una antigua sala de audiencias de Londres con un piano. Había interpretado el preludio de la «Gota de lluvia», de Chopin, una pieza que la mayoría de los pianistas encuentran terriblemente sentimental, pero que, por la razón que sea que uno se enamore de una pieza musical, me encantó desde el primer momento en que la escuché. Me senté y cerré los ojos, como era mi costumbre. ¿Qué está haciendo?, susurró alguien (sordo o senil, tal vez). ¿Y qué estaba haciendo? Estaba pensando en Chopin. Me estaba imaginando su situación. Estaba tratando de dejar que sus sentimientos, a fuerza de voluntad, entraran en mi cuerpo. Cuando comencé a tocar me había trasladado de la sala de audiencias brillantemente iluminada donde estaba sentado al húmedo monasterio mallorquín donde Chopin, pálido, de pelo negro, tuberculoso, había instalado el piano que había hecho traer desde Praga. Estaba lloviendo. Chopin estaba esperando que su amante, George Sand, regresara con un médico. La melodía suave y poética era, en cierta medida, una expresión del clima o de sus sentimientos al respecto. Cuando la lluvia arreció, la melodía se hizo oscura; cuando la lluvia cedió, Chopin —pensando que la tormenta se estaba retirando— la hizo más dulce y más armoniosa. Una sola nota plana, la, repetida predominantemente por la mano izquierda en toda la pieza, representaba el sonido de la lluvia desde el interior de la casa. Mientras tocaba, imaginaba a Chopin —él mismo imaginando a Sand, o a su carruaje volcado en algún lugar a lo largo del sendero de la montaña— y mi pecho se hundía sobre el piano comprendiendo su situación. Lo que hizo que la historia fuera tan horrible no fue la lluvia, el frío o la enfermedad; lo peor fue la espera. La espera hizo que mi corazón se acelerara y causó que mis dedos —puesto que el corazón es el metrónomo del cuerpo— hicieran lo mismo, apresurando más rápido y con más fuerza las teclas hasta que golpearon el instrumento con tanta urgencia que no parecían tocarlo sino intentar penetrarlo, penetrar en su interior, enterrarse en sus más profundos e inescrutables rincones, las partes donde no había estado antes. Mi pie derecho descansaba sobre el pedal. A mi alrededor, en la sala de audiencias, desprovista de aire, había sonidos fangosos e indiferenciados que flotaban en el aire. El preludio —o lo que surgió a través de las notas— se mezcló con sonidos de tos flemática y gente arrastrando los pies. ¡Presuntuosa!, susurró alguien. Y debo haber estado golpeando realmente el piano, porque cuando la tormenta llegó a su clímax, literalmente se hizo pedazos, algunas partes comenzaron a desprenderse y caían al suelo con un ruido metálico.

Extracto de OK, Mr. Field, de Katharine Kilalea. Faber & Faber, Londres, 2018.

Katharine Kilalea creció en Sudáfrica y se mudó a Londres para terminar sus estudios. Ha publicado poesía y ficción, y trabajó varios años para un despacho de arquitectura. Está terminando un doctorado sobre la experiencia del espacio en lo poético.


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Gris Tormenta es un taller editorial que imagina, edita y publica libros que reflexionan sobre la cultura y el pensamiento contemporáneo.