La poesía de lo infraordinario: entrevista a Valeria Tentoni y Luis Eduardo García

Nuestra antología Lo infraordinario recopila las reflexiones de dieciséis autores iberoamericanos alrededor de Georges Perec y lo cotidiano. De ellos, hay dos que definen a la poesía como el mejor medio para hablar de las cosas comunes y lo habitual: Valeria Tentoni y Luis Eduardo García. Ambos autores escribieron textos que contemplan el lenguaje y sus posibilidades: «Piedras crecen» y «Almendros y cerezos; fragmentos sobre lo infraordinario», respectivamente.
A continuación rescatamos fragmentos de las conversaciones que tuvimos con ellos sobre su participación en el libro —Tentoni en Buenos Aires y García en Guadalajara. En estas respuestas se vislumbran las razones detrás de sus textos, su postura ante la poesía y la influencia de Perec en su trabajo.
Algo que comparten todos los autores de Lo infraordinario es que hay una fascinación hacia Georges Perec, pero cada uno la aborda de manera distina. ¿Cuáles son sus fascinaciones detrás de este escritor?
Valeria Tentoni (VT): La escritura de Perec es como la afinación de las canciones de Joni Mitchell: hay algo extraño en el fondo, pero no siempre resulta tan claro qué, y una se puede pasar un buen rato haciéndose esa pregunta hasta que entiende lo que ocurre, si es que lo logra. Después de todo, Perec está escribiendo sobre cosas comunes y corrientes, cosas visibles, cosas a la mano. Entonces: ¿qué es lo que está haciendo? ¿Cómo es que de pronto notamos que se está desmontando ese rascacielos de sentido que llamamos «realidad», donde además emerge una belleza? ¿Se trata de un método, de una fórmula? Creo que me atrajo su disonancia; también el universo de escrituras disonantes al que me abrió.
Luis Eduardo García (LEG): Mi fascinación comenzó desde cierto resentimiento porque escribir después de Perec es complicado. Todo —hablando de la forma del lenguaje— ya lo hizo él en algún momento. Pero es un decir lo del resentimiento, evidentemente hay una gran admiración. Me parece que es un autor que amplió mucho los territorios, las zonas de exploración. A mí lo formal me interesa bastante. Desde mi trinchera, que es la poesía, me han servido bastante la obra de Perec y sus exploraciones. Creo que va por ahí.
¿Cómo llegaron a sus respectivos textos? ¿De dónde nació la interpretación del ensayo de Perec?
VT: Mi texto inició en una clase que di para estudiantes de una escuela pública secundaria en un festival que se hace en Buenos Aires llamado Poesía en la Escuela. Escogí algunas lecturas y establecí algunas líneas posibles para recorrerlas. También llevé a esa clase un monedero que me trajeron de la Alhambra lleno de pequeñas piedritas comunes y corrientes que fui recolectando en distintos lugares que he visitado. Después de compartir algunas ideas con ellos, y de leerles extractos del ensayo de Perec, los invité a escribir un poema alrededor de alguna piedra que tomaran de mi monedero. Les expliqué, primero, que podían quedarse con cualquier piedra sobre la que decidieran escribir. También que cada una de esas piedras roñosas era muy importante para mí. Un grupo de chicas al fondo del aula me ignoró con vehemencia, otros me toleraron con cierta educación, algunos se interesaron. Pero hubo un chico, casualmente llamado Pedro, que escribió un poema increíble y además quiso quedarse con la piedra. Cuando leí la invitación de Gris Tormenta enseguida quise escribir sobre todos esos libros, esos ejemplares viejos que había llevado a la clase.
LEG: Yo conocía el ensayo desde hace tiempo. Me interesaba mucho porque me parece que es, al menos, una de las cosas sobre las que he indagado constantemente en mis textos poéticos: la cuestión de cómo la poesía, por ejemplo, te permite centrar la mirada en cosas que generalmente pasan desapercibidas —y eso va, inclusive, desde los cimientos, desde el origen. La poesía podría ser una forma de quitar lo que cubre el lenguaje y volverlo otra cosa, algo sobre lo que podríamos poner nuestra función. Es como ver las cosas con una lente distinta. Me parece que el texto fue como una especie de puente para esta indagación que es constante en mi escritura. La poesía es gemelo de lo común.
¿Piensas que gran parte de la mirada actual hacia lo infraordinario, y que está bastante practicada en la narrativa contemporánea, le debe mucho a la poesía?
VT: Es que toda escritura está en deuda con la poesía, y sobre todo la que le da la espalda. Es más: todo entendimiento está en deuda con la poesía; ¡las lianas de sentido que atraviesa una palabra para llegar al destino, y a un destino siempre provisorio! Nada de eso vino hecho al mundo, y aunque parezca naif yo creo que quienes insisten con la poesía tienen al menos algo de responsabilidad en que los sentidos no queden totalmente aplanados en un mundo que, a su vez, insiste en encerrarnos en un cuartito unívoco de consumo y obediencia.
LEG: Definitivamente la narrativa contemporánea le debe algo a la poesía. Desde mi perspectiva, los narradores más interesantes tienen un profundo respeto por ella. Por ejemplo: Cărtărescu. Aunque sus textos sean novelas o ensayos, también pueden verse como poemas muy largos. La poesía es necesaria para arrojar luz en cuestiones que permanecen en la sombra o que no nos damos cuenta que están ahí. El lenguaje común es el sistema que nada más lleva un mensaje de un lado a otro. La poesía es como ponerse unos lentes y mirar los objetos, o acciones, desde otra perspectiva; te permite ver en el lenguaje las dimensiones ocultas: la belleza, la musicalidad, incluso la extrañeza — de ahí su relación con lo infraordinario.
Por último, ¿qué otros autores consideras que son un referente sobre la poesía de lo infraordinario? ¿A quién recomiendan leer?
VT: Como dejé recomendado en mi ensayo, a Mario Ortiz, un poeta fascinante que se define como escritor de fin de semana, que habla de la escritura como un hobby —jamás como una profesión, quizá allí radica su magnificente libertad— y que desde la observación de un yuyo es capaz de alcanzar la desmesura de las galaxias. Recomiendo sus Cuadernos de Lengua y Literatura.
LEG: Pienso en un italiano, Valerio Magrelli. Él escribió un libro que se llama Ora serrata retinae. Él tiene cierta condición de la vista en la que solo puede ver lo que tiene enfrente. Entonces publicó un libro, a partir de esa forma de experimentar el mundo, en el que escribe sobre los objetos que tiene a la mano: un tenedor, una servilleta, una cuchara; cosas que generalmente pasan desapercibidas.
Lo infraordinario (2018) es el tercer título de la colección Disertaciones. Está a la venta en librerías de México y España.
Valeria Tentoni (Bahía Blanca, 1985) es escritora y periodista argentina. Entre sus libros publicados están Batalla sonora, Ajuar, Antitierra y Piedras preciosas. Es editora del blog literario de Eterna Cadencia, una librería y editorial bonaerense.
Luis Eduardo García (Guadalajara, 1984) es poeta mexicano. Ganó el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2014 con el poemario Armenia. También ha escrito Bádminton, Dhigavostov y el libro infantil Una extraña seta en el jardín.
¿Quieres leer más sobre los escritores que aparecen en Lo infraordinario? También hemos hablado con otro autor: Daniel Saldaña París. Lee la entrevista aquí.