Palabras y letras duermen tranquilamente sobre un algoritmo
Horacio Warpola escribe sobre las razones de la escritura. El ensayo es parte de la antología ‘Por qué escribo’ que publicó Gris Tormenta en 2017.

Escribir como puente para llegar a otras plataformas. Escribir porque el texto es arte. Escribir en tiempos donde el código y el algoritmo son extensiones de la escritura. Escribir para hacer literatura que no será leída en los libros. Escribir para crear y destruir, copiar y pegar, publicar y autopublicar. Escribir para editar. Escribir ficciones. Escribir poemas. Que muy pocos leerán. Y poquísimos comprenderán. Muy a menudo pienso en por qué no hice alguna otra cosa. Carpintería. Panadería. Luego se me antoja barrer pisos muy lisos. Lavar por la madrugada las fuentes de la ciudad. Vestirme de traje, entrar en una linda oficina con vista de lujo, y hacer llamadas importantes. Conducir un Uber en el plenilunio de la Baja California. O perforar la tierra para buscar gases tóxicos. Sin embargo escribo textos conceptuales en un procesador de Windows. Textos que se supone deben ser leídos como arte y poesía. Hace poco descubrí que la escritura es mi tecnología favorita. Disfruto mucho trabajar con letras y palabras. Expandirlas, robarlas, sacralizarlas y matarlas. Escribir es de jugadores solitarios. Escribiendo aprendes a amar tu soledad. Una soledad llena de figuras retóricas, finales dramáticos y teclados sucios. Escribir en épocas donde los robots escriben novelas y las impresoras en 3D esculpen tipografías radiantes. Todo es escritura. Todos son escritores. Hacer literatura se ha convertido en un juego de máquinas. La ciencia ficción ha predicho el siglo y esa es otra razón para escribir. Adivinar el futuro. La gran aventura de la escritura es el personaje llamado el escritor. Toda la literatura que se ha creado a lo largo de la historia de la humanidad está almacenada en un cuarto de Silicon Valley. Escribir para rebelarse. Escribir sin géneros literarios. Escribir como acto desesperado en un espacio donde la identidad se ha desvanecido entre pantallas y pop-ups que te venden viajes falsos al Caribe. Escribir para trolear en Twitter a los defensores de la palabra. Escribir idiomas inventados. Escribir guiones para youtubers. Escribir hoy es ir codificando el avance de nuestra historia en el universo. Es seguir creyendo en formatos simples como el libro o el recital. Escribir no solo es hacer textos, no es solo hacer literatura, es seguir armando el tiempo de la humanidad en pequeños trozos de Lego. Escribir en este siglo, en este tiempo, en este presente, es ausentarse de la vorágine por amor al lenguaje. Escribo porque es mi herramienta, y con los años la he ido modificando. Casi nunca falla cuando apunta.
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Horacio Warpola (México 1982) ha escrito los libros Lago Corea, Física de camaleones y experimentos digitales como Metadrones, entre otros. También edita la revista de poesía e ilustración Gus Ultramar.
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Este texto se publicó originalmente en la antología Por qué escribo. El libro puede leerse completo aquí.
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